591 EJEMPLOS DE ENSAYO CON COMENTARIO - VOLTAIRE - CARTAS FILOSÓFICAS - SOBRE LAS VACUNAS
Comentario del profesor: En la ilustración, el género ensayístico tiene una fuerza cada vez mayor. No hay que subestimar la fuerza transformadora de este tipo de textos, los cuales preparan a un público cada vez más amplio para aplicar la razón a todo tipo de temas. Por otro lado, el ensayo se va acercando cada vez más a los temas que hoy llamaríamos puramente científicos, creándose toda una rama divulgativa que llega hasta hoy. Hay toda una línea que lleva desde un ensayo como éste a los que publicaba Stephen Jay Gould sobre temas científicos, especialmente de evolución.
Fragmento de Voltaire
Se dice en voz baja, en la Europa cristiana, que los ingleses son locos rabiosos: locos, porque dan la viruela a sus hijos, para impedirles tenerla; rabiosos porque comunican alegremente a esos niños una enfermedad cierta y espantosa con vistas a prevenir un mal incierto. Los ingleses, por su lado, dicen: «Los otros europeos son cobardes y desnaturalizados: son cobardes porque temen hacer un poco de daño a sus hijos; desnaturalizados, porque les exponen a morir un día de viruela». Para juzgar quién tiene razón en esta disputa, he aquí la historia de esta famosa inserción, de la que se habla fuera de Inglaterra con tanto espanto
(...)
De cada cien personas en el mundo, sesenta al menos tienen la viruela; de esas sesenta, veinte mueren en sus años más favorables y veinte conservan para siempre enfadosas secuelas; así pues, la quinta parte de los hombres son muertos o afeados ciertamente por esta enfermedad. De todos los que son inoculados en Turquía o en Inglaterra, ninguno muere, si no está enfermo y condenado a muerte por otra causa; nadie queda marcado; ninguno tiene la viruela por segunda vez, en el supuesto de que la inoculación haya sido perfecta. Es pues cierto que, si alguna embajadora francesa hubiese traído ese secreto de Constantinopla a París, hubiera prestado un servicio eterno a la nación; el duque de Villequier, padre del actual duque de Aumont, el hombre mejor constituido y más sano de Francia, no hubiera muerto en la flor de la vida. El príncipe de Soubise, que tenía la salud más brillante, no hubiera sido arrebatado a la edad de veinticinco años; Monseñor, abuelo de Luis XV, no hubiera sido enterrado en su cincuentavo año; veinte mil personas, muertas en París de viruela en 1723, vivirían todavía. ¡Entonces, qué! ¿Es que los franceses no aman la vida? ¿Es que sus mujeres no se preocupan de su belleza? ¡En verdad, somos gente extraña! Quizá dentro de diez años se adoptará este método inglés, si los curas y los médicos lo permiten; o bien los franceses, en tres meses, se servirán de la inoculación por fantasía, si los ingleses se aburren de ella por inconstancia. Me entero de que desde hace cien años los chinos tienen este uso; es un gran prejuicio el ejemplo de una nación que pasa por ser la más sabia y más civilizada del universo. Cierto es que los chinos se las arreglan de otra manera: no hacen incisión; hacen tomar la viruela por la nariz, como el tabaco en polvo; esta forma es más agradable, pero viene a ser lo mismo, y sirve igualmente para confirmar que, si se hubiera practicado la inoculación en Francia, se hubiera salvado la vida a millares de personas.