524. FRAGMENTO DE CRÓNICA SOBRE LA CIUDAD MÁS POBRE DE BRASIL – TEXTO PERIODÍSTICO – EDUCACIÓN EN VALORES
Antetítulo: crisis brasileña
Titular: LA VIDA Y LA POLÍTICA EN LA CIUDAD MÁS POBRE DE BRASIL
Entradilla: Belágua, en el estado de Maranhão, registró en las pasadas elecciones un 95% de apoyo a Dilma Rousseff
Autor: ANTONIO JIMÉNEZ BARCA
Un día, hace un mes, dejaron de construir la casa de Antônio José de Nascimento en Belágua, en el estado de Maranhão, en el norte de Brasil. Los obreros le explicaron que se había acabado el dinero del programa del Gobierno del Estado y se largaron, con todo a medias: un esqueleto de casa inservible y un montón de ladrillos que se achicharran al violento sol de la una de la tarde de estas latitudes casi ecuatoriales. Unos meses antes, estos mismos obreros le habían contado a Nascimento, de 37 años, con dos hijos de 14 y 15 años y la mujer enferma, que el Estado iba a sustituir su vieja cabaña de adobe y techo de palmera, aquí llamada taipa, por una casa de ladrillo y cemento, dentro de un programa que incluía a otras cincuenta familias miserables de la ciudad. Pero ahora, esta mañana calurosa, Nascimento contempla su casi-casa con la melancolía de quien estuvo a punto de ganar por una vez. Él y los suyos subsisten a base de la mandioca que recolectan día a día en las tierras comunales y que constituye su comida principal y casi exclusiva, mezclada con agua. También de lo que compran con los 381 reales (menos de 100 euros) de la subvención mensual Bolsa Familia que el Gobierno del país les da por escolarizar a sus hijos.
Belágua (una calle asfaltada, un ramillete de casas y cabañas desperdigadas, pistas de tierra, nadie de una a cuatro de la tarde, burros trabados con cuerdas a las puertas de las casas, cerdos y gallinas por los caminos) es la ciudad más pobre de Brasil. Con 7.000 habitantes, situada a 200 kilómetros de la capital São Luis, la localidad cuenta con una renta per cápita media de 240 reales al mes (60 euros), según el último censo, elaborado en 2010. La tasa de analfabetismo supera el 40%. Nascimento es uno de estos analfabetos. Su mujer, tumbada ahora por la artrosis en la cama, es otra. Belágua (tiendas diminutas que viven indirectamente de la Bolsa Familia, niños que lavan mandioca en el río) ostenta otro récord nacional: el mayor porcentaje de apoyo electoral a Dilma Rousseff en la última elección: una extraña unanimidad del 95%. Nascimento también encaja: votó al Partido de los Trabajadores (PT) de Rousseff, debido precisamente a la subvención Bolsa Familia, instaurada por el Gobierno de Lula. “Gracias a eso tiramos para adelante. Ahora sé que han apartado a Dilma del poder. Me lo han dicho, porque mi televisión se quemó. No sé qué va a pasar con nosotros”, dice. Nascimento se refiere no al futuro del país en abstracto sino al futuro de esos 381 reales al mes vitales para su familia. El Gobierno del presidente interino Michel Temer ha asegurado que va a respetar ciertos programas sociales, incluido éste, pero Nascimento, desconfiado y hecho a que le vengan mal dadas, mira de reojo el proyecto inacabado de su casa inútil de ladrillo sin fecha de terminación y arruga la cara.
La Secretaria de Estado das Cidades e Desenvolvimento Urbano del Gobierno de Maranhão, del Partido Comunista de Brasil (PCdB), reconoce, por medio de una nota, ciertos problemas con los materiales pero asegura que ya ha dado orden para que las viviendas se terminen y cumplan sus plazos.
Belágua es un ejemplo fiel del Nordeste brasileño, rural, atrasado, pobre y resignado a su suerte, que acepta la ayuda estatal un día y que acepta con el mismo fatalismo que se la quiten al día siguiente. También un exponente de la desigualdad descomunal que aflige al país: mientras en los barrios buenos de São Paulo hay quien se monta en un helicóptero para saltarse el atasco del viernes por la tarde, en la bochornosa cabaña sin grifos de Nascimento el agua se almacena en una tinaja de barro tapada con un pañito de punto.