416. TEORÍA BÁSICA SOBRE "SOLEDADES, GALERÍAS Y OTROS POEMAS" DE ANTONIO MACHADO La primera obra publicada por Machado se llamaba simplemente Soledades (1903). Más tarde, en 1907, apareció una versión ampliada con el título Soledades, galerías y otros poemas. El título alude al carácter intimista y sentimental de la obra (las “galerías” son caminos o espacios interiores de la mente). Los temas que predominan son los recuerdos de la infancia y la adolescencia, el amor, el paso del tiempo y el propio carácter soñador y melancólico del poeta. Desde el punto de vista formal, podemos destacar algunos elementos. El lenguaje es sencillo y de fácil comprensión. Hay más poemas con rima consonante que con rima asonante. Los versos suelen ser cortos y, en muchas ocasiones, de ocho sílabas. Abunda la descripción de elementos visuales, con bastante adjetivación. Aparece habitualmente la primera persona, ampliada a veces a un “nosotros” para hablar experiencias universales de la vida. 1. Fragmento que ilustra el tema "infancia y adolescencia", así como la rima consonante y los versos de ocho sílabas. También los elementos visuales: Una tarde parda y fría de invierno. Los colegiales estudian. Monotonía de lluvia tras los cristales. Es la clase. En un cartel se representa a Caín fugitivo, y muerto Abel, junto a una mancha carmín. Con timbre sonoro y hueco truena el maestro, un anciano mal vestido, enjuto y seco, que lleva un libro en la mano. 2. Fragmento que ilustra el tema del amor, así como la rima consonante, el octosílabo, los elementos visuales y la adjetivación abundante: Yo voy soñando caminos de la tarde. ¡Las colinas doradas, los verdes pinos, las polvorientas encinas!... ¿Adónde el camino irá? Yo voy cantando, viajero, a lo largo del sendero... ―La tarde cayendo está―. En el corazón tenía la espina de una pasión; logré arrancármela un día; ya no siento el corazón. Y todo el campo un momento se queda, mudo y sombrío, meditando. Suena el viento en los álamos del río. La tarde más se oscurece; y el camino se serpea y débilmente blanquea, se enturbia y desaparece. Mi cantar vuelve a plañir: Aguda espina dorada, quién te volviera a sentir en el corazón clavada.