371. RAP ENTRE UN JUGLAR Y UN AUTOR DE CLERECÍA - LITERATURA MEDIEVAL
JUGLAR
Eh, Raphaelus Herrerianus, monje de clerecía, escucha bien lo que te voy a decir! Yo soy el juglar que canta el Cantar de Mio Cid, una historia de honor y valentía. No necesito de tu cuaderna vía, ni de tus versos de catorce sílabas, para contar las hazañas de Rodrigo Díaz de Vivar. Mi poesía es libre, como el Cid cabalgando por las tierras de Valencia. ¡Y no te equivoques, monje, mi mester no es de pecado, es de juglaría!
AUTOR DE CLERECÍA
¡Oh, juglar anónimo, escucha mis palabras! Tu Cantar de Mio Cid es una joya, no lo niego, pero la clerecía tiene su propio encanto. Nuestros versos son precisos, como las piedras de una catedral, y nuestros temas son elevados, como las torres de la misma. No cantamos de caballeros y batallas, sino de santos y milagros. Y aunque tu mester sea de juglaría, no olvides que la clerecía también tiene su lugar en el coro de la literatura. ¡Jajaja!
JUGLAR
¡Oh, Raphaelus, tus palabras son como las campanas de la iglesia, siempre sonando con la misma nota! Pero déjame decirte algo, mi poesía no necesita de tu precisión. Mi mester es libre, como el viento que sopla por las llanuras de Castilla. Y aunque canto de caballeros y batallas, no olvides que también canto de amor y honor. ¡Así que guarda tus sermones para la misa, monje, que yo seguiré cantando mis versos al viento!
AUTOR DE CLERECÍA
¡Juglar, tus palabras son como las hojas en el viento, volando sin rumbo! Pero permíteme recordarte que la constancia también tiene su valor. Mi mester es como un río, fluyendo con fuerza y dirección. Y aunque tus versos hablen de vida y pasión, los míos hablan de la eternidad y la salvación. ¡Así que sigue cantando tus versos a la gente, juglar, que yo seguiré escribiendo mis versos para Dios!