235. FRAGMENTO TEATRAL - LA ORESTIADA ESQUILO - LA ORESTIADA CLITEMNESTRA. ¡Ay de mí! ¡Estás muerto, querido Egisto! ORESTES. ¿A ese hombre amas? Pues bien, yacerás en la misma tumba; ni siquiera muerto le traicionarás. CLITEMNESTRA. Detente, hijo mío. Respeta, criatura, a esta madre que tantas veces te adormeció en sus brazos. ORESTES. Pílades, ¿qué haré? ¿He de temer matar a una madre? PILADES. ¿Qué será ahora de los oráculos y de los leales juramentos? Considera que vale más ser enemigo de todos que de los dioses. Debes hacerlo. ORESTES. Sígueme, quiero degollarte cerca de Egisto. Cuando vivía lo juzgaste mejor que mi padre; duerme con él una vez muerta, puesto que le amas y al que debías amar. CLITEMNESTRA. Yo te crié y quiero envejecer contigo. ORESTES. ¿Vivirías conmigo, asesina de mi padre? CLITEMNESTRA. El Destino, hijo, ha tenido su parte de culpa. ORESTES. Entonces también el Destino ha preparado tu muerte. CLITEMNESTRA. ¿No temes las maldiciones de una madre, hijo? ORESTES. Una madre que me dio a luz para vivir una vida de desgracia. CLITEMNESTRA. No, ya que te envié a una casa extranjera, pero hospitalaria.. ORESTES. He sido vendido como un esclavo, yo, hijo de un padre libre. CLITEMNESTRA. ¿Dónde está el dinero de esa supuesta venta? ORESTES. Me avergüenzo de reprochártelo claramente. CLITEMNESTRA. No, dilo todo, pero también las locuras de tu padre.