234. FRAGMENTO TEATRAL - CASA DE MUÑECAS
HENRI IBSEN - CASA DE MUÑECAS
NORA (Después de una pausa): Estamos frente a frente. ¿No te llama la atención algo?
HELMER: ¿Qué quieres decir?
NORA: Hace ocho años que nos casamos. Piensa un momento: ¿no es ahora la primera vez que nosotros dos, marido y mujer, hablamos a solas seriamente?
HELMER: Seriamente, sí... pero ¿qué?
NORA: Ocho años han pasado... y más todavía desde que nos conocemos, y
jamás se ha cruzado entre nosotros una palabra seria respecto de un asunto grave.
HELMER: ¿Iba a hacerte partícipe de mis preocupaciones, si no podías quitármelas?
NORA: No hablo de preocupaciones. Lo que quiero decir es que jamás
hemos tratado de mirar en común al fondo de las cosas. No me has comprendido nunca...
Han sido muy injustos conmigo, papá primero, y tú después.
HELMER: ¿Qué? ¡Nosotros dos!... Pero ¿hay alguien que te haya amado más que nosotros?
NORA (Moviendo la cabeza): Jamás me amaron. Les parecía agradable, nada más.
HELMER: Vamos a ver, Nora, ¿qué significa este lenguaje?
NORA: Lo que te digo, Torvaldo. Cuando estaba al lado de papá, él me exponía sus ideas, y yo las seguía. Si tenía otras distintas, las ocultaba; por que no le hubiera gustado. Me llamaba su muñequita, y jugaba conmigo como yo con mis muñecas. Después vine a tu casa.
HELMER: Empleas una frase singular para hablar de nuestro matrimonio.
NORA (Sin variar de tono): Quiero decir que de manos de papá pasé a las tuyas. Tú lo arreglaste todo a tu gusto, y yo participaba de tu gusto, o lo daba a entender; no puedo asegurarlo, quizá lo uno y lo otro. Ahora, mirando hacia atrás, me parece que he vivido aquí como los pobres... al día.
HELMER: Eres incomprensible e ingrata, Nora. ¿No has sido feliz a mi lado?
NORA: ¡No! Creía serlo, pero no lo he sido jamás.
HELMER: ¡Que no... que no has sido feliz!
NORA: No, estaba alegre y nada más. Eras amable conmigo... pero nuestra casa sólo era un salón de recreo. He sido una muñeca grande en tu casa, como fui muñeca en casa de papá.